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sábado, 16 de julio de 2011

Capitulo 9: Lagrimas



Las horas oscuras vienen, se enciman, me absorben, aquí estoy sumido en las horas, campanado, una campanada cada quince minutos, las campanas me asustan, son el tiempo no dormido, en el que me vuelvo loco, en que abro los ojos para ver oscuro. Otra vez sumido en las horas, estoy aquí, cada quince minutos recuerdo que no estás junto a mí, cada quince minutos, campanada tras campanada, cada quince las campanas, los ojos viajan, transitan de un lado a otro, en lo oscuro, aprieto las mandíbulas cada quince minutos, cada quince apretadas, las campanas recuerdan el tiempo que paso sin ti, el tiempo de los ojos que se sumergen en la oscuridad, los abro respiran, el frio el frio penetra entre el ojo y el parpado y sigue lo oscuro, mi ojo frente a lo oscuro, bostezo, me trago un cacho de lo oscuro, del vacío, de la nada, las campanas, otros quince las campanas, otras quince las ideas, no pensar, las canas salen cada noche, canas blancas en lo oscuro, bostezo una vez más, cada quince son mas canas, mas pedazos oscuros, el frio negro entre los parpados y el ojo que penetra lo oscuro, catorce minutos, cincuenta segundos oscuros y de silencio y luego las campanas, una para el cuarto, dos la media, tres, tres cuartos, cuatro la hora, una dos tres, las cinco, cuatro, tres, dos, uno, menos oscuridad, el sueño llega, descanso las mandíbulas.

Una mañana más en la que no estás conmigo, es inevitable, no puedo hacer nada, te has ido, y yo sigo con mi duda, “Te volveré a ver”, el sentimiento se apodera de mi y lloro por ti, hay veces en las que no se qué hacer, no sé qué decir, en las que no sé cómo actuar, en las que no se que sentir. – ¿Aun estás mal por la muerte de Jesica hermano? – Si no creo que lo pueda superar tan rápido, todo este tiempo, todo el afecto, simplemente ya no está, se ha ido, y no va a regresar – Hermano escucha, sé que esto te va a hacer sentir mejor, “ Uno se dice a uno mismo todas las mañanas a la tarde que de los males el menor, porque, cuando llega la noche es cuando uno se está mal… y es por las noches cuando uno se está mal porque de día solo se está mal informado, mal atendido, mal comido, mal venido, mal dicho, mal herido, mal versado, mal diciente, mal aconsejado, maldecido, mal vivido, mal vendido, maltratado, malagradecido, maldito, mal aventurado, mal acostumbrado a pasarla mal y mal encarado uno se viene diciendo de las mañanas a la tarde que de los males el menor porque cuando llega la noche es cuando uno se está mal – Gracias hermano, eso me hizo sentir mucho mejor, ahora entiendo que no me debo de preocupar, aunque el vacio que ella deja no lo va a llenar nada - ¿Ni una cerveza bien fría? – No, ni eso… aunque si me la quieres invitar no hay ningún problema – Cruz era como mi hermano desde ya hace cinco años, una noche revisando los encargos pendientes que tenia para el día siguiente, mi trabajo era asesinar a un mercenario conocido como “El loco”, No me importaban los motes de mis encargos, nada me intimidaba para cumplir mis objetivos en mis misiones, sin embargo vi el tipo de persona que era Cruz, un consejero al cual le podías entregar tu vida sin ninguna condición ya que el haría lo mismo por ti, jamás pensé que la confianza llegara a ser tanta después de olvidar el encargo y reclutarlo como mi mano derecha, aun recuerdo las palabras que me dijo cuando me senté a un lado de él para tomar algo y después dispararle para terminar el trabajo – “¿Que es lo que te obliga a matar a las personas?, ¿Dinero?, ¿Morbo?, ¿Ambición?, ¿Necesidad?, ¿ O la simple satisfacción de quedarte con una vida en tu conciencia?”, Yo no entendía como había descubierto que iba tras él, no obstante mentí para maquillar una mi necesidad de compañía.

- ¡Cruz!, ¿Aun recuerdas como nos conocimos? – Si, me querías asesinar y después me reclutaste – Tienes mucha razón sabes Cruz, muchas veces nos preguntamos en las mañanas “¿Cuál es el dolor más fuerte?”, y t e puedo decir que estoy agradecido por tenerte de mi lado, como hermano, como compañero, como un Belmont – Sven, te puedo decir que no hay persona más fuerte que aquella que da la vida por sus amigos y tu eres una de ellas, yo se que tu darías tu vida por mí, porque yo haría lo mismo por ti – Gracias hermano – Las lagrimas corrieron por mis ojos cual vil rio y tome a Cruz para da darle un abrazo al cabrón que me había aguantado toda la locura y paranoia desde hace mucho tiempo – Te amo hermano – Me apretó más fuerte y repitió las mismas palabras con un tono muy sutil – Yo también… Yo también. 

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