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miércoles, 20 de julio de 2011

Capitulo 11: Una pequeña ayuda, Matt Rayzen


- ¿Estás listo para la acción hermano? – ammm… ¡sí! ¿Pero por qué tantas ansias?, nunca te había visto así – ¿Te imaginas que poderes podríamos obtener si comemos esa cosa? – O que enfermedad infernal podrías obtener si tiene toxinas en el sistema inmunológico  - “Touche”, bueno no pierdo nada  - Pero yo si… ¡Cruz! – Cruz se lanzó por el acantilado dejándose caer en el lomo de la bestia - ¡Salta! – No creo que sea buena idea - ¿Porqué? – Porque está a punto de sumergirse en la arena – Behemont se sumergía poco a poco en la arena mientras Cruz saltaba de esta – Te lo dije – Trae tu culo aquí arriba para que hallaremos una forma de matarle – Cruz subió una vez más la roca en la que me encontraba no sin antes decir algunas maldiciones – ¡Ahí estás desgraciado! – De que carajo habl… - La sombra había regresado, estaba parada ahí una vez más, esbelta y haciendo un gran silencio entre las montañas - ¡Te cogí! – Cruz atravesó una vez más a la creatura intangible cayendo al suelo – Es inútil lo que hagan, jamás lograrán derrotar a Behemont, es una creatura mitológica, además, es una creada por Dios, no se puede destruir, ni siquiera los ángeles pueden destruirlo – Entonces los ángeles no son tan fuertes como lo piensas - ¡Si, los ángeles no son como los pintan! – Entonces debo suponer que ustedes son Cruz Montiel y Sven Belmont, los 2 asesinos que irrumpieron en el cielo destruyendo a una parte del ejército de Dios, muy inspirador – Gracias, ahora…- ¿Quién carajo eres? – Cruz se alteró de una manera extra orbitaria y le apuntó de nuevo con su arma – Ya sabes que eso no va a funcionar Cruz - ¡Calla, solo mis amigos me pueden decir así! – Ammm… Cruz, solo yo te digo así – No me ayudes – Susurraba mientras empuñaba su bereta hacia la sombra – Cruz tiene algo de razón, ¿quién eres? ¿Qué quieres? ¿Cómo sabes nuestros nombres? ¿Cómo sabes que irrumpimos en el cielo?, es hora de que hables – Desde que se rebelaron en contra de Dios son muy famosos, no solo en este plano material, ni en este mundo – ¿A que te refieres con plano? – Cuando llegue el momento se les explicará todo – La sombra se empezaba a materializar en una forma humana – Soy Matt Rayzen – Era increíble, Matt era un caballero de estatura promedio a la humana, con una musculatura definida y con cabello negro, portaba una armadura al parecer hecha de escamas de una serpiente negra, impenetrable, eso lo supe gracias a que Cruz le disparó al torso haciendo que la bala rebotara en la pierna derecha de Cruz – Te dije que era inútil, la armadura que porto está hecha de escamas de dragón negro del las montañas al norte de Sickwere, es impenetrable – Portaba también una espada hecha de ónix y plata grabada con el mensaje “The veritas nos liberaret” que significa “la vedad nos hace libres”, era latín, una lengua al parecer muy bien empleada por Matt – ¿De dónde sacaste la espada? – La conseguí en el templo del olvido, de las mismas montañas de donde maté al dragón que poseía las escamas de mi armadura, es así como lo logré derrotar, fue forjada por enanos en los tiempos de las primeras canciones, es tan poderosa que es capaz de penetrar cualquier superficie, elemento o cosa, nada la detiene – ¡Wow! Y yo que pensé que la Katana de Sven era increíble – El corazón del guerrero que porta el arma es lo que le da el poder, se necesita un corazón muy puro para portar un arma samurái ¿lo sabías? – Si…me lo dijo mi maestro antes de que muriera…en mis manos – El asesinar purifico tu alma al cumplir el último deseo de tu maestro – ¿Y nos piensas ayudar? – Preguntó Cruz con un tono más calmado mientras bajaba su arma y se revisaba la pierna – No…yo necesito de su ayuda, como les había dicho antes, son conocidos en los cuatro reinos que existen - ¿Cuatro reinos? – La sorpresas aumentaban a cada segundo que pasaba – Existen 4 clases de reinos en el Planeta tierra y fuera del, el reino mortal, que es donde habitan ustedes, el reino demoniaco, donde las tinieblas y el caos reinan, el reino celestial, regido por la máxima autoridad, Dios, y el reino mágico, donde habitan las creaturas más increíbles y asombrosas del mundo – Eso significa que no eres humano…- No, si lo soy, por alguna razón un día desperté en una cabaña de elfos que cuidaban amablemente de mi, ellos dijeron que me habían hallado mal herido en la entrada de su pueblo, ellos me adiestraron en el tiro con arco, la pelea con espada, y las artes que guardan como tradición, entre ellas la música y la pintura – Increíble, lo que no me explico es que haces en el desierto de Dedian – Vine por ustedes, necesito su ayuda para detener el peligro que asecha al pueblo que me adoptó como uno de los suyos – Y… ¿Cuál es el mal que mora en tus tierras?, una creatura submarina llamada Leviatán, es otra creatura como Behemont, y nuestro pueblo necesita de ustedes - ¿Y qué ganamos a cambio? – Preguntaba Cruz con mucho interés – La forma de traer de vuelta a Jesica… ¿no es eso lo que quieres? – Un frio chiflido de aire corrió por mi espalda al escuchar esas palabras, lo único que me importaba era estar una vez más con Jesica, quería tenerla en mis brazos una vez más - ¡Acepto!, nosotros te ayudaremos a destruir a la bestia siempre y cuando pueda tu gente traer a Jesica del reino de las tinieblas... ¿Trato? – Es un trato – El caballero asintió de una manera agradable, no veía nerviosismo en sus ojos, podía sentir que lo que decía lo decía del fondo de su corazón, que, por primera vez, estaba a punto de conocer los secretos mejor guardados de Dios, Lucifer y el mundo entero. 

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