Powered By Blogger

miércoles, 3 de agosto de 2011

Capitulo 17: El ojo de plata



-¡Levántate huevon, tenemos cosas que hacer!- Cruz me levantó del suelo y me dio un abrazo. - ¡Ahora apresúrate ponte esto y en marcha, hay cosas que hacer!-. Cruz puso en mis manos una coraza muy pesada mientras reía por verme soportar el peso con mucho esfuerzo.

-¿De que está hecha esta cosa?- De escamas de hidra, es un material muy ligero, resistente y solo la puede cargar quien la haya matado, de otro modo se partiría en 2 al tratar de cargarla-.

-¿Y porqué madres me la pones en las manos?, ¡AHW!-.

-Se supone que ni siquiera podrías cargarla, te hubieras caído con ella, es increíble que puedas alzarla-.

-Espera un momento…-. Matt se me acercó y me puso una mano en la cabeza. – ¡Mi padre te ha legado sus poderes!, se me había olvidado, es increíble, te necesito enseñar  cómo controlarlos-.

Una bandada de seres marinos salía de las pequeñas cuevas de la ciudadela rodeándonos poco a poco, eran una especie de ranas, portaban un tridente de oro y vestían un taparrabos color café.

-¡Matt es hora de que me enseñes a controlar mis poderes!-.

-¡Toma, ponte eso y podrás hablar latín, la mayoría de los hechizos están en latín, solo di palabras clave y podrás convocar lo que quieras, ponlo en el dije que te dio mi padre!-. Matt me arrojó un objeto circular, era una pequeña piedra de plata.

-¿Dónde lo pongo?-.

-¡Debe tener una ranura en el!-.

El dije que me había dado el elfo, tenía una abertura en el centro de este, lo metí a presión y no sentí cambio alguno.

-¡Matt, curae, move!-. Las palabras fluían por si solas, era mejor que asistir al instituto. Matt reacciono y se puso en guardia de combate, tiré la coraza de Cruz y me puse en guardia para combatir a las creaturas junto a ellos 2.

-¿i am usu corticis Cruz?- creí preguntarle a Cruz desde cuando había empezado a utilizar coraza, sin embargo Matt me dijo que le había hablado algo sobre la experiencia.

Las creaturas se tornaban hostiles y comenzaban a atacarnos con sus tridentes, saltaban y alertaban a más de ellos creando así un pequeño ejército de renacuajos contra 3 personas.

-¡Parece que es hora de jugar ejército de 3!-. Cruz y Matt se lanzaron al ataque partiendo ranas a la mitad con las espadas que ambos blandían, cosa rara ya que jamás había visto a Cruz manejar una espada y menos con tal grandeza como lo hacia esa vez.

-¡Matt cubre mi espalda!- Lo hacía bien, no pensé que en tan solo 5 horas que había esto ocupado destruyendo a Leviatán y tratando de salvar a Rastir Cruz tuviese la oportunidad de entrenar con un maestro de la esgrima como lo era Matt.

Las creaturas se acercaban cada vez más a mí, recordé lo que me había dicho Matt y empecé a lanzar palabras esperando que fueran palabras clave para un poderoso hechizo.

-¡Projectilis!- un proyectil dimanó de mi mano haciendo que las ranas flotaran fuera de la burbuja que protegía a la ciudadela. – ¡Esto es increíble!, ¡Hey ya puedo hablar español de nuevo!-. Sabía lo que podía hacer, ahora conocía mis poderes, sabía lo capaz que era para destruir a esas creaturas. – ¡Es hora se cocinar!-. La adrenalina corría por mis venas, tenía que seguir experimentando.

-¡Sven, danos una mano por aquí!-. Esas palabras fueron como música para mis oídos, tome mi Eagle .45 y disparé hacia las ranas que atacaban a mis amigos y sabia que podía hacer algo mejor. -¡Impregnatae Ignis!- Las balas salían impregnadas en fuego, haciendo aun más divertido el matar a las ranas.

-¡Gracias hermano!-. Cruz seguía partiendo a las creaturas que parecían no tener fin, cada segundo que transcurría nos superaban en número.

-Parece que no quieren entender eh… bueno es hora de cosas más divertidas aun-. Más renacuajos aparecían atacándonos con ira y dolo. – ¡Implosion! -. Las pequeñas creaturas verdes explotaban de adentro hacia afuera, era gracioso, muchas partes de rana salían disparadas por los aires esparciéndose en la tierra.

-¡Deteneros!-. Una gran rana gritó en lo alto de una piedra advirtiendo a su gente que sería peligroso continuar la batalla. – ¡Es suficiente, han demostrado que son grandes guerreros, por favor acompañaros a recibir lo que es merecido!-.

Todas las ranas se postraban ante nuestros pies, se arrodillaban y dejaban sus tridentes en el suelo, en señal de respeto, indicaban que no nos harían daño si los seguíamos. La gran rana nos condujo a una cueva húmeda donde alagaba nuestras habilidades en combate.

-¿De qué tierras nos visitan forasteros?, díganos ¿De quién es el reino que nos ha conquistado?-.

-¿Conquistado?, esto no me gusta viejo-.

-Tranquilo Cruz… encontraremos una forma de salir de esto-.

-No lo creo Sven, el este reino las cosas son diferentes, una vez que te han marcado como un líder, jefe o conquistador ya no hay vuelta atrás-.

-No lo creo solamente es cosa de dialogar y si no quieren entender, simplemente le haremos volar por los aires como lo hemos estado haciendo todo este tiempo-.

-Yo opto por la segunda opción, es más rápida y no hay necesitar de tratar a estas cosas-.

-¿Qué te pasa hermano?, no me hagas ponerte una bala en la cabeza, por tu actitud podría decir que eres un merodeador, dime que eres tu-.

-¡Sí! Soy yo, solo que este tipo de creaturas no me dan buena espina, es solo eso-.

-No os preocupéis, solo quieren daros una prueba de que sois dueños de estas tierras, es más esto nos puede ayudar en el momento que tengamos que regresar a su reino a luchar contra Dios y Lucifer, ese tiempo se acerca, lo puedo sentir, de todos modos tenemos que regresar a matar a Behemont, ye hemos derrotado a Leviatán, así que debe ser más fácil ya que estos dos mantenían una relación mítica, se dice que al matar a uno de los dos, el otro se debilitaría a tal grado de poder matarlo con un arma común, así que es mejor que los conservemos como aliados-.

-Matt tiene razón, es mejor hacer aliados, además ¿qué tan malo puede ser rey de unas tierras?-. Sabía que en un momento u otro me arrepentiría de mis palabras

No hay comentarios:

Publicar un comentario